A comienzos de la década del ‘60 una película argentina dirigida por Daniel Tinayre sacudió los convencionalismos por su temática innovadora y, sobre todo, por el escenario en que transcurrían los hechos. Se trataba de La Cigarra no es un bicho, un filme coral de tinte policial y picaresco donde todo sucedía en habitaciones y pasillos de un hotel alojamiento cuyo nombre era, precisamente, La Cigarra.